Leandro S.

Extraño, simple y ausente.

Los motores, la brisa o el basurero, la noche habla e invita a pasear, abre sus puertas y te hace ver lo cotidiano en lo urbano, ahora vacío y calmo, pero con tu presencia en ello. Caminás mirando, apreciando y quizás recordando un pasaje o un momento.
El día esta anunciado pero no hace presencia, la noche penetra en el fondo de tu mente y por vez primera te acuna en calma. Las calles te acompañan y la paz pareciera no mostrar su ausencia.

Los fantasmas de las ciudades, ¿Necesitaran también este respiro?
Solo quedara admirar el vacío que nadie ocupa, la noche y un tenue suspiro.
El sonido de algunas aves anuncian un pronto amanecer y los aromas de las panaderías del centro florecen como retoños, los trabajadores circulan y el tiempo comienza a correr, simplemente, es el comienzo de otro nuevo amanecer.