el brujo de letziaga

¡Qué cielo éste del verano!


¡Qué cielo éste del verano!
Por la noche en la torre del castillo.
¡Qué gran silencio!
Bajo el rayo de luna soy un guerrero.

 

No hay ningún asedio,
pero a oscuras no sé quien me ha besado,
mi tacto ha sido violado,
podrían ser dos tinieblas del firmamento...

 

Me han venido sin rostro,
con sus dos labios que como enemigos les siento,
que me han tensado y herido,
y me hacen padecer un sobrado contratiempo...

 

Como asaltantes de ébano,
sus cucamonas me chorrean contaminando,
sin sonoridad y sin eco,
me convierten en un polvo que me ha matado...