Erick SSM

La Ășltima noche


 En una oscura noche de abril

cuando el calendario indicaba un Sábado cuatro

y el reloj su manecilla detenida sobre las nueve tenia

un joven, la mirada perdida sobre aquel gran balcón sostenía.

 

El gran balcón yacía cuatro pisos arriba

él esperando estaba, su amaba pronto bajaría…,

fecha importante era aquel día,

pues sus problemas, arreglarlos debían.

 

Pronto bajo la chica y pareciera que ante los ojos de aquel chico

ella brillara como un sol resplandeciente en esa noche fría,

mientras el se hacia chiquito.

 

Ella sorprendida estaba, su imaginación no podía concebir

que aquel amor pasado, ante su puerta a las nueve tocara,

ella extendiendo sus brazos le invito a pasar, ¿deseas subir?

él ansiaba abrazarla, robarle un beso y contemplar con ella los luceros de esa noche.

 

Ya adentro de la habitación solo tres personas había,

y caminando al lado de su amada dirigiéronse al cuarto de ella,

extrañada estaba, pero no podía fingir su timidez, su felicidad, la realidad…

 

¿y a que se debe esta visita? preguntando ella dijo;

pareciera que te he sorprendido, mas este dia vengo a estar contigo…

aquel pequeño acertijo, su mente no pudo resolver,

¿conmigo dices?, y ¿que puedo ofrecerte?

¡Comprende que yo otro amor ya tengo!,

no puedo ofrecerte mas que mi respeto y mi amistad…,

podré escucharte, y talvez podré verte, podré recordarte, pero nunca mas sentirte.

 

Profunda tristeza había en la mirada de aquel chico,

comprendía que su “aun amor”, tenia toda la razón,

¡discúlpame!, no vengo a molestarte…, solo espero yo agradarte por esta noche mas.

 

Sentados a la orilla de su antigua cama,

chico y chica, miráronse fijamente, exclamaron un dilema y la charla continuo,

extrañada ella estaba, aun no comprendía el porque de tanta calma,

el silencio invadió por un instante  la habitación,

y la fría noche en una insólita calma se torno.

 

 

 

 

 

¡Comenzó la charla!

sabes… esta noche es especial, por eso he venido yo,

se que no me esperabas, quizá no querías que viniera,

pero en esta noche fría de mi soledad, en vez de que por allí anduviera

quise contemplar, tu figura y tu hermosura… una vez más.

 

¿Recuerdas el pasado?

un día en el que mis sueños derrumbados aquí  quedaron

un pequeño acertijo hice para ti, 55 pétalos fueron arrancados

a aquella flor su hermosura le fue arrebatada, ¡nada es vano!

 

Es cierto que fue por veneno, pero también fue por amor,

nunca antes mi corazón sintió tal temor,

el temor de no volverte a ver nunca mas,

por ello la flor, pétalos tendría jamás.

 

La cuenta de esos pétalos, ¡más que un numero eran!

representaban lunas antes de primavera,

y soles de ivierno…, días y noches que vi pasar,

momentos que en la vida son los que valoras más.

 

Hoy en este dia, lunas y soles

acaban de pasar, los vi ante mis ojos, pero sentirlos…

¡nunca como antes! así jamás…

 

Semanas me mantuve firme,

solo esos pétalos… ¡eran mi límite!,

días y noches en mi vida nunca así sentí

cada mañana al despertar, había un tormento que no me dejaba en paz.

 

El sentirte alejada de mi pecho… era tan cerca de la muerte,

y el temor de perderte , era ya mi muerte.

madrugaba cada mañana cuando al despertar, no podía tenerte,

días y noches sufrí en vela, por no poder poseerte.

 

Por las noches cuado así podía dormir,

“buenas noches…”, te deseaba, esperando que escucharas,

solo así podía viajar a ese mundo, donde no te alejarías jamás,

y rogaba a dios que te cuidara…

 

Cada día cuando a la realidad acudía,

lágrimas surgían, no podía  evitarlo, pensar que el ahora te tenía,

era un tormento en esta alma mía, que un día fue tan tuya…

como tuya es toda tu vida…

 

 

Ahora aquí me tienes, al lado tuyo y junto al mío,

donde en un pasado nuestro, compartimos sueños de una vida soñada,

ilusiones de un camino que al lado nuestro pasaba.

 

Quiero pedirte Amor, que en esta noche de los dos

seamos solo tu y yo,

juntos en esta noche fría, prometo que será la última

última noche de mi vida junto a ti, lucero de mi vida…

 

Aquella chica negó con la cabeza,

pero su corazón, traiciono toda la razón,

esa noche en especial, ¡fue una noche genial!

juntos con su hermana, jugaron de una forma que ambos amaban.

 

Vieron Tele, y su perro…

¡que  latoso!, como siempre, un grosero… ¡un juguetón!

mordiendo el pantalón del que era ya como su dueño,

la luna de abril, entre las cortinas junto al viento se dejaba oír,

y el tiempo, corrió casi como dejándose ir…

 

A la luz de esa luna suya,

cuando todos a su mundo se habían retirado a dormir en su sueño,

caricias y besos… surcaron los rostros, cogiendo cabellos…

se tomaron las manos y una suave taza de café prepararon

y la charla continuó…

 

Hubo risas como nunca antes,

versos como los que ya se conocían… ¡que fragante!

música en la calle, a lo lejos se escuchaba,

¡que oportunidad tan grande la vida les mostraba!

 

Ellos, en su vida como amantes,

nunca antes un baile juntos probaron,

no me refiero a un baile loco y aventado

me refiero a un baile cuerpo a cuerpo, vida a vida y alma a alma,

donde cuerpo y mente se mezclan armoniosamente.

 

Prometieron cosas,

anteriormente, una promesa se habían hecho,

cita pendiente en lugar tenían, la fecha…

casi en su cumpleaños sería,

El lugar ya estaba elegido, y como un soldado erguido,

él, ese día arribaría a ese camino, esperando la dulce llegada,

 de la que un día fue su amada.

 

 

Fielmente ese día,

juntos estarían, gozarían del parque, la brisa y las estrellas,

observando la luna aquella, que un día los arrullo,

testigo de un amor pasado y confidente de un sueño anhelado…

 

El reloj marcaba las tres,

de madrugada ya era, el tiempo había pasado

y ninguno de los dos lo había notado,

juntos por la casa, sosteniendo la taza de un rico café,

charlaron por ultima vez.

 

Oportunidades como esa…

quizá repetirse no podrían,

esa noche era de los dos, y aunque un sonido a lo lejos se escuchara

ese día ella era de él, para ellos dos.

 

Un minuto avanzaba y él a ella la abrazaba,

quiso aprovechar, la inmensa soledad

de la habitación en esa madrugada,

desperdiciar el tiempo, era un lujo que él no se quería dar.

 

Cada día al despertar, el desearía regresar

a aquella madrugada, era un sueño del que nunca nadie,

hubiese regresado jamás,

un momento para congelar, en esta, la llamada eternidad…

 

Aquel día cuando la noche fría y calma envolvía,

separarse, era lo que menos querían,

y juntos por un momento, posiblemente ellos estarían.

 

El reloj marco la hora menos deseada,

un estruendo en su pantalón a lo lejos de escuchó,

el eco resonante de una llamada lo aturdió,

sintió su mano vibrar cuando al contestar… rápido tenia que bajar.

 

Una mira envolvente acudió, sometiendo ambos rostros,

una mirada de aquellas, que nunca logras olvidar…,

por él habían llegado, su familia, abajo estaba, esperando…

¡el tiempo se había agotado! la noche había para ellos dos, terminado...

 

Él, un beso quiso robar,

pero su amada, no lo pudo dar,

comprendió la situación, ella no podía traicionar,

a un amor, no presente en aquella habitación.

 

 

El tiempo trascurrió mientras la puerta inmensa se volvió

tomaron su manos, lagrimas por dentro, ambos derramaron,

hubo un silencio ensordecedor, mientras un beso en su lado derecho

poco a poco se implanto,

un abrazo fuerte ella sintió, cerro sus ojos y la puerta detrás de ella se cerró.

 

Ambos descendieron,

habitación por habitación, escaleras bajaron…

bloques de piedra que juntos moldearon, madrugadas enteras,

que por allí un día pasaron,

subir y bajar, vivir y morir, reír y gozar,

días y noches, los vieron pasar.

 

Al abrir la ultima puerta,

una ultima mirada contemplaron, recordaron…

y quizá imaginaron, sonrisas suyas, muecas del alma,

pintadas sobre sus rostros, ambos contemplaron,

un ultimo abrazo… un beso en la mejilla… y la puerta,

puerta inmensa, de metal y de granito

poco a poco, se fue cerrando…

 

 

 

Autor: Erick Sebastian Sánchez Martínez                                                           Erick SSM