Aquel último ademán
desde el vano de la puerta
de un adiós y poco más,
nos veremos a la vuelta,
fue el principio del final,
una anunciada agonía,
un viaje sin marcha atrás
entre tu espalda y la mía
con llegada hasta el jamás.
El sol se tapó debajo
de su sábana deshecha
y la luna se distrajo
aquella noche sin fecha.
Como consta en el juzgado,
somos tú, y yo contigo,
letras de un verso llamado
Desamor correspondido.