D. Méndez

FUEGO LENTO

Esta piel no sabe mentir,

cuando te acercas, arde.

No hay palabra que describa

la forma en que me desarmo

con solo tu aliento en mi cuello.

 

Te pienso como se piensa el deseo:

en silencio,

en secreto,

en suspiros que no se dicen en voz alta.

 

Tu lengua escribe versos en mi piel,

tu cuerpo dicta la cadencia,

y yo, obediente,

me convierto en incendio.

 

No me mires así,

que conozco ese juego:

tú provocas,

yo ardo,

y el mundo se detiene.