Pirámides de azul celeste
A la deriva, en el desierto de mi soledad,
arquitecto de sueños y pirámides de azul celeste,
atesoro cielos donde guardar recuerdos de una juventud
que el viento barre como sombra de arena,
dibujando en el horizonte lo que fui.
En mi pecho, ráfagas de antiguas pasiones
taladran mi corazón latente,
en busca del cáliz de pasados gozos.
Susurros de amores consumidos
vuelven como fantasmas dulces:
acarician, se desvanecen,
y de morada solo queda…
la soledad.