Luzbelito

Primeros auxilios para un cuerpo que recuerda

Ella ha amado.

Ha perdido.

Pero el deseo no muere:

solo cambia de forma

y se esconde detrás del pensamiento.

 

Hoy piensa en él,

no como redención,

sino como excusa

para no rendirse del todo.

 

No busca una piel—no todavía—,

busca la pausa exacta entre las frases,

donde el dolor pueda dormir un rato

y la mente —por fin— volver a jugar.

 

Está herida, sí.

Pero incluso así,

hay un rincón de ella

que aún sabe seducir

con la geometría exacta de una palabra.

 

Deberá sostenerse sin urgencias,

como quién ha aprendido

que la prisa arruina

lo que podría haber sido eterno.

 

No quiere consuelo.

Quiere una mente que la mire sin miedo

y un cuerpo que aún crea

en las resurrecciones lentas.

 

No dice nada.

Piensa fuerte.

Y si al pensar, algo se agita en el otro,

lo deja ser.

 

Eso tambien es amor,

aunque ya no lo llame así.