A falta de luz, tómame.
Soy noche encendida
para darte un instante del día.
A falta de amor, tómame.
Arrancaré las pupilas del cielo,
y haré de ti un astro,
una flama incandescente.
A falta de odio,
toma el mío.
Ódiame.
Nunca te lo he dicho:
en mi pecho gira un infierno,
y hace siglos
que de fuego estoy hecha.
A falta de luz, tómame.
Ardiente,
consúmeme.
Y si no estuviera,
si de este fuego
hicieras hielo,
¿me echarías de menos?
¿Qué haría yo?
Contemplarte,
y arder para siempre
sin ti.
p. Sabag