Iturrizaga

Confesión de Salomón

Si existe un ángel en el Cielo

pido le diga a Dios, por favor

que este hombre ya no reza…

 

Perdí mil vidas buscando el sentido,

me hundí en el momentáneo placer

de un abrumador “enseguida”,

escuché de labios de los hombres

que el vino era portento, me di a la bebida

en la barra de una deslumbrante cantina 

o con el cáliz áureo de un \"cristiano\" mausoleo

pero no olvide mis memorias, ni borré la historia

cada copa vacía era mi propia histeria;

nublaba mi juicio solo para darme un motivo

con el cual arrastrarme a mi propia corte

para condenarme a seguir buscando

 

Bajo el sol, sobre este, hurgue dentro del mismo Oeste,

clamé a la noche una respuesta, me dio la espalda;

volví los pasos al vientre femenino

traté de encontrar en sus cuevas el sentido,

no hallé nada, entre sus suspiros y lo uterino,

primigenio deseo satisfecho, pero el Alma…

 

Ah, esa pequeña sinrazón que llevaba dentro

seguía llorando como niño, buscando un techo

a pesar de haberlo acostado en mil regazos 

de haberle mostrado, por mis talentos, voluptuosos pechos

el Alma era un pequeño infante, que buscaba algo

no sabía qué…

 

El placer se me daba a borbotones, y esa misma marea

ahogaba mis sentimientos, no sentí ni el extásis 

por andar buscando encontrar algo para mi Alma;

cómo tantas otras veces, oré y maldije al Cielo…

“Maldito seas, verdugo de vidas, que escondes la llave

donde nadie, ningún buscador, la encuentre nunca.”

Aún hoy recuerdo mis arrebatos, desesperado

por no entender lo que NO sentía, cuando me poseían

el Dolor, el Placer, el Ego o la Soberbia… siempre poderoso

pero era infinito mi tormento, no me sabía sentir quieto,

 

El Alma repetía como párvulo: Quiero, quiero, quiero…

Yo me exasperaba, le aventaba diplomas y honra

mujeres, placeres, alcobas francesas y joyas,

nada le satisfacía… llegué a pensar que no había solución;

así, un buen día,  me hallé frente a este mismo abismo

con la maleta vacía, arrojando mis papeles,

para ver perderse el lastre que cargaba mi espalda…

 

Tenía un Alma que seguía viva adentro mío,

moría de hambre y escalofríos, 

a pesar de saciar mi cuasi eterna Gula 

y llevarme al Infierno conmigo en Lujuria…

no encontraba satisfacción, 

siempre estaba ese recuerdo de un vacío 

que nunca sentí lleno…

 

Antes de considerar la idea de tirarme en un salto,

me consumió un súbito sobresalto, revelación quizá

acudí como cuando niño a los brazos maternos,

pensé que quizá allí, en su regazo, hallaría mi paz…

pero no, se me arrebataba el sentido, no sentía su abrazo

sabía que ella fue la primera en impulsar mi eterna carrera;

yo, que en ese momento era el máximo Poeta

sabía que, con o sin esa lustrosa etiqueta,

seguiría siendo el mismo chico infeliz, 

juvenil de Alma inquieta…

 

Consideré allí, rendirme a mis vacíos,

¿Para qué continuar, si he llegado a la cúspide

y sólo me he encontrado solitario en el vacío?

esa era mi interrogante, mi flaqueza

sentía paz, al acariciar la idea de no sentir ya jamás

esa pobre agonía casi imperceptible,

de mi Alma, que se desangraba en la libreta…

 

Suicidio, SÍ, SUICIDIO

habló sin glorificarlo, pero para re significarlo

esa era mi salida, el boleto para escapar de mis dudas

ponerle fin a los lamentos que dentro llevaba, 

para no sentir la plenitud hueca del mundo

que se me ofrecía en bandeja cada día,

para degustar siempre, y terminar en náusea 

porque sabía envenenado el plato por el ansia…

el suicidio terminaría con todo, no habría ansiedad

no tendría mañana, no tendría futuro o pasado

solo tendría ese momento, que me parecía regalo

para poder estar al borde de este, mi abismo,

perpetuamente quieto, saltar cuando se me antoje

y dejar todo de lado, darme de bruces y soltar la soga.

 

Había decidido eso, mi Alma se acallaba sin miedo

porque sabía que se había definido ya el libreto,

por vez primera, yo que fui vate de medalla,

tomaría mi pluma para escribir mi concierto

cerrar para siempre la puerta a todo sentimiento

porque ya me sabía muerto por dentro.

 

Sin necesidad de un mañana, antes de saltar

no miré atrás, porque no había necesidad…

miré al lado, me di cuenta de un espejismo

no era perfección, o no al menos la que conocía;

la veía quieta, mariposa sin alas que miraba el viento

no la había tocado el morbo de más, ni las ansias

tenía ojos tristes, casi de marfil y cristal…

 

No supe que hacer, perdí los papeles del tiempo

consentí con mi silencio se acercase,

tomase distancia, se sentase a lo lejos…

todo esto mientras este poeta quinceañero

se sentía demasiado viejo, para todo ello…

pero ella no lo veía, o quería no ver mi gloria

no apago ningún sol, porque eso era reflejo

del Averno que mi éxito había plantado adentro….

 

Perdí el tiempo, o al menos su noción,

me quedé quieto, sin querer saltar

ni pararme, no conocía el miedo o el mundo

en ese momento, solo era yo… yo como ser

y ella era mi propia torre de Babel, que confundía

mis dudas para arroparme en su silencio…

 

Maestro de la palabra, me perdí esa noche

en sus encantos, más exquisitos 

que la misma noche de Arabia…

ella era silencio, lo que mi Alma anhelaba

porque a su lado, había encontrado esa pieza faltante;

curioso, mi Alma cantaba y se sentaba a verla

mientras caían piedras del tormento mío

porque cada vez que la veía

la poesía construida se tornaba en poema

que su cuerpo sentía, su boca graficaba en fonema

y todo… todo tomaba dimensión entera

cuando ella me veía a su sutil manera…

 

Con ella aquí, no quiero ser feliz,

no quiero éxito ni las llaves del cielo,

arrojé en el plumero la tinta, descubrí la variopinta

maravilla, delicia, sueño, infancia…

con ella aquí, no tengo deseos 

ni siquiera deseo su cuerpo, no…

solo la tengo a ella, y nuestros pies

descalzos columpiándose en el abismo

 

¿Me rescató de algún sitio?

No, no hizo nada, nada más que mirarme.

¿Creo un paraíso en el que perdernos?

No, no creo nada, porque ella era incompleta

mi Alma era rota, y por ello, nuestra unión es plena…

 

Si existe un ángel en el Cielo

pido le diga a Dios, por favor

que este hombre ya no reza…

 

¿Dios? Es mi alma, soy yo

soy nuestra eterna comunión

la expresión, el deseo del otro,

\"pecado\" mundano que es signo 

del corazón verdadero

la intimidad de la alcoba dormitorio

donde duerme mi Alma sencilla

lejos del ego de los demonios

sin persecución de más, porque ella es Total

 

En fin, este nuestro cuerpo de dos almas

es Amor Pleno... porqué mi Alma

Solo sabe AMARLA

a Ella, nada más

 

¿Ella? Cuerpo opalescente,

doncella primigenia, caricia y beso que me calla

ella reside en donde todo lo demás no se halla

 

Ella es mi amor, yo soy su poeta

por todo esto, Dios no es \"Dios\" ni es concepto

es acto, decisión, verso hecho verbo,

es, en síntesis divina, Amor Verdadero.

 

Para que viva el hombre, ha de morir su humanidad

Para que sea Alma, no lo ha de engatusar la sociedad

Para que haya Amor, no se debe ambicionar nada más

 

Pues cuanto es deseo o anhelo

éxito, logro, avance o placebo

todo es vanidad para el ego vanidoso

 

Vanidad de vanidades el querer algo más

y despreciar la sutileza del Alma

que solo quiere AMAR.




“Salomón, soy yo”