karonte

Noche salvaje

La música sonaba en nuestras pieles,

el cuero respiraba entre jadeos.

No hubo promesas, sólo dos condenas

jugando a devorarse sin futuro.

 

El humo era un idioma entre los labios,

el tabaco marcaba cada curva.

Tus uñas me escribían sin palabras,

y el sudor era sal que nos ungía.

 

Eras sombra y yo luz desfigurada.

Nos fundimos sin nombre ni sentido.

La noche nos bebió como pecado

y el alba... nos escupió como extraños.

 

Fue sexo, sí, pero también castigo.

Un rito de placer sin redención.

Nos fuimos como bestias sin memoria...

y aún escucho tu cuerpo en mi canción.