Flotaba,
como un sustantivo aislado,
dentro de una bolsa colgante.
Esperanza, decía la etiqueta.
Pero nadie recordaba
quién la recetó.
Cada gota caía
en un poema inconcluso.
Los signos vitales
eran metáforas inestables.
Una enfermera apuntó:
—Sufre de polisemia crónica.
—Ya no significa nada con certeza.
Por precaución,
la mantuvieron en silencio.
A veces,
las palabras deben curarse
de tanto hablar.