Dijiste que volverías
al caer las primeras hojas.
Lo dijiste como esas promesas
que el destino a veces cumple,
como si el tiempo sumiso
obedeciera a tu palabra.
Ya cayeron las hojas, todas,
una a una, cansadas como yo,
tejiendo silencios sobre el suelo,
Las vi rodar con el viento,
doradas, resignadas,
como cartas sin respuesta
o que nadie quiso leer.
Y tú no estabas
Ni en el crujir de la borrasca,
ni en la brisa tempranera
que jugaba con mi espalda.
Hace mucho rato que cayeron,
y aún así, sin remedio alguno,
me sorprendo esperándote.
Autor: Gustavo Echegaray Aguirre
18.07.2025