Lucas Porter

Ya no

 Te pienso, te pienso inexorablemente, aun cuando mi mente se agobia de sí misma.

En cada pensamiento anhelo que regreses y, de algún modo, intento convencerme de que vendrás... cuán equivocado estoy.

La noche es el momento que más ansío: allí donde mi cuerpo descansa y mi psique se ve desbordada por un caos desgreñado de pensamientos y memorias.

Recuerdos fugaces recorren mi desvelado y agotado cenobio interior, y te pienso, te imagino...

Tan bella como siempre, pero sé que ya no nos reencontraremos. Ya no.

Ya no conversaremos. No podré mirarte y contemplar lo bello de tu alma.

Ya mi noche no recibirá un hastamañana tuyo. Ya no. Ya no sentiré aquella brisa cálida.

Ya no recibirás mis cartas. Ya mi vida no será prímula, ni un hermoso jardín del Edén con sus aromáticos jazmines,

Ni de lavanda. Ni siquiera el polen podré oler. Ya no escucharé el canto de las aves, susurrando al viento sabio y silencioso.

Ya no me despertaré trémulo por tu aroma de sandía. Tú observarás las misteriosas y blancas montañas,

Y yo aún te recordaré como aquel mar en primavera, como aquella delicada flor en septiembre, como ese vergel inmarcesible.

Me moriré, exhausto, en el venusto recuerdo de tu amor.