JUSTO ALDÚ

LA INCOGNITA

No tiene rostro, y sin embargo acecha,

se esconde tras el iris del espejo,

y a veces, como un dios que va de viejo,

nos sopla su silencio en cada brecha.

 

En libros se disfraza, o se despecha

cuando intentamos darle nombre o cejo;

no cabe en la razón ni en su bosquejo,

y al huir de su sombra, marca su fecha.

 

¿Será la muerte, el tiempo, la conciencia?

¿Será el amor que nunca se declara?

¿O el yo que se disuelve en su apariencia?

 

Lo cierto es que nos guía y nos separa,

la duda la alimenta, la paciencia

la escucha, y sin hablar, nos desampara.

 

JUSTO ALDÚ© Derechos reservados 2025.