el brujo de letziaga

Cuando tú me enfervorizas.


Tenemos el mismo juego entre las cosas,
sin terapias impuestas...
Y exclamo un sordo ah, y nada más,
cuando tú me enfervorizas...

 

Con tu prisa lentísima,
consigues que pueda ver Constantinopla
mi bella bestia,
mientras mis dedos patinan por tus medias...

 

Todas las posturas
marcan la arquitectura móvil de tus garras,
más tus grandes uñas,
se adhieren sensualmente a mis nalgas...

 

Materia activa 
que como pulso a mi cuerpo te ajustas,
en semi penumbra 
encarnamos perspectivas imprevistas...