Nadie quiere estar allá, dónde la lluvía no te importa pues cada gota, hora tras hora, te golpea la piel sin tregua y la incomodidad se adhiere a los huesos, dónde el frío te arrima a las rocas a esas que les llamas hogar; allá poco importa quien enrostra su rudeza, el terreno lo hace fango con nobleza, allá se extrae lo que le da el brillo al alma, dónde las lágrimas corren por dolor aunque también por gratitud, dónde se aprende a contemplar con otros ojos los basto y lo llano en completa plentiud, en dónde aprendes a callar en total quietud, allá dónde puedes dormir y reposar pues ya un ejército, vino a batallar.
Scarlett-Oru