No lo estaba buscando,
pero lo encontré,
me encontró.
Mi soledad, atenta a su compañía.
Mi silencio, emocionado ante el ruido de su voz.
Mis miedos, asomándose por la ventana.
Mi oscuridad, encontrando su luz.
No lo estaba buscando,
pero lo encontré,
él me encontró.
Un montón de dudas y desorden.
Una inseguridad andante.
Una ansiedad incontrolable.
Un miedo a enamorarse.
No lo estaba buscando,
pero lo encontré,
me encontró.
Rota, deshecha y opaca.
Cansada, escondida y ahogada.
Vacía y sin nada para ofrecer.
No lo estaba buscando,
pero lo encontré,
él me encontró.
Y me amó.
Amó cada pedazo de mí.
Amó mi inseguridad y soledad.
Amó mi corazón roto y desierto.
Amó mis pensamientos y pocos anhelos.
No lo estaba buscando,
pero lo encontré,
él me encontró.
Y lo amé.
Y supe cómo amarme.
Amé sus manos y su piel.
Amé sus cuidados y desvelos.
Amé su compañía y sus esfuerzos.
Amé su mirada y besos.
No lo estaba buscando,
pero lo encontré,
él me encontró.
Y lo amé.
Reí, y soñé otra vez.
Conté, respiré y brillé
ante sus ojos.
Estoy segura:
Él me encontró.