El cielo y yo
Hoy me senté en las nubes
y hablé con las estrellas;
les pedía compañía,
ellas solo me miraban y me guiñaban.
Yo les cantaba,
les lloraba,
pero ninguna contestaba.
Las tomaba una a una y las besaba,
ellas solo tintineaban.
Mientras las nubes me llevaban,
mi voz se ausentaba,
mis manos se quebraban,
y la luna, callada, solo me escoltaba.
El cielo y yo comenzamos a ser eternos,
y entre su inmensidad me perdí.
Él solo me dijo:
\"Disfruta de mí\",
y yo accedí.
Él me entregó al sol
y mulata me volvió,
a la luna me cedió
y ahora un lucero soy.
A la Tierra ya no vuelvo,
pero si me extrañas,
voltea al cielo.