Allende, semilla sembrada,
regada con sangre en mi huerto,
caíste en la tierra sufrida,
fecunda del pueblo oprimido.
La sangre en la tierra no es muerte,
es vida que fluye y arrastra en torrente,
tu voz todavía es escuchada
y nadie dirá que estás muerto.
Tu vida es el árbol florido
más grande que ha visto la tierra.