JoJo Quezada

Esta ciudad huele a mierda

Esta ciudad huele a mierda.

 

Hay muchos charcos de vómito repartidos en la ciudad, como fuentes de alimento para las enfermas palomas que duermen bajo el regazo de las abandonadas tumbas de dios, en las venéreas habitaciones de los prostíbulos de Babilonia.

 

Hay muchas cascadas de orina en esta ciudad. Amarillenta pestilencia dibujada en el estéril concreto sobre el que duermen los olvidados de la caridad, donde escupen bien vestidos abogados de la propiedad privada, donde juegan a ser asesinos los hijos del pecado, el pecado de ser pobre.

 

Hay muchas montañas pequeñas de excremento en esta puerca ciudad. Hogares de moscas que reparten enfermedades en los alimentos químicamente modificados que nos llevamos a la boca sin lavar, almohada de perros esqueléticos que no tienen nombre pero si tristezas, alimento de coprófagos indigentes mal santiguados que predican el valor de una moneda.

 

Hay muchos cadáveres de ratas, perros, gatos, escondidos en los rincones de las meadas aceras que limitan el paso peatonal en esta puta ciudad. Alimentan el hedor a muerte, perfume esencial de la ciudad, acompañado de smog y cigarrillo, a las madrugadas de sexo anal y basuco con marihuana en los callejones oscuros, donde se esconden los olvidados de la patria, los hijos imperfectos del sistema, los malabortados engendros de la costumbre y el centavo del día a día.

 

Hay mucha basura en la puta ciudad, basura que se escapa de las plásticas fundas despedazadas por hambrientas almas que trasnochan el silencio en oscura soledad, basura que se escapa de las pantallas en miniatura que todos llevamos pegadas a la cara a falta de un rostro real, que nos dicta cómo vernos, cómo hablar, cómo y por dónde coger, cómo escribir poesía. Basura que sale expulsada de la boca con aliento mentolado del vocero de la moral que busca su perdida dignidad en la aprobación política. Basura en todas partes: Basura en las bibliotecas, basura en los bolsillos, basura en los tragos de este bar, basura en las declaraciones de amor venéreo, basura en las manos, basura en tus poemas y basura en los míos.

 

Hay tanta basura en esta ciudad y mucha de esta no se recicla.

 

Este poema está elaborado con partes recicladas de poemas viejos vomitados en borracheras de madrugada y versos recortados de periódicos amarillentos con malas noticias que cubren el diario vivir en esta ciudad de mierda..

 

Léase en cualquier parte del mundo, es igual de aplicable.