Carlos Eduardo

Extrañeza

 

La extrañeza será una asignatura que me acompañará toda la vida (*)

No podemos ver nuestros puntos ciegos,

esa incapacidad de vernos tal como somos;

no hacemos un examen de conciencia riguroso,

es autoengaño, hacemos evaluaciones favoreciendo nuestra autoestima,

pensamos bien de nosotros, no realizamos un trabajo para cambiar, 

consideramos, el resto se equivoca.

 

Sin embargo, el daño real o potencial asociado puede ser inmenso,

la mezcla se torna explosiva y letal

cuando los prejuicios tienen algún sustento objetivo superficial,

respaldados por ideologías totalitarias

y lideres enajenados.

 

Muchos de los conflictos se sustentan en esta dificultad.

 

Un núcleo relevante, permanente, en las sociedades

es el fascismo o sus gemelos, comunismo, terrorismo, extremismo en sus vertientes políticas, religiosas, ideológicas.

 

La extensión del fascismo la analiza Humberto Eco (***)

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(*) Luis Rosales

(**) También, se ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.

(***)  Qué es el fascismo según el escritor y filósofo Umberto Eco | Interferencia

El juego fascista es uno que puede jugarse de muchas formas, y el nombre del juego no cambia. La noción de fascismo no es distinta a la noción de Wittfenstein de un juego. Un juego puede ser competitivo como puede no serlo, puede requerir alguna habilidad especial o ninguna, puede involucrar o no dinero. Los juegos son distintas actividades que presentan solo algún “parecido familiar”, como lo explicó Wittfenstein. Considere la siguiente secuencia:

              1 2 3 4

              abc bcd cde def

Supongamos existen una serie de grupos políticos donde el grupo uno se caracteriza por los rasgos abc, el grupo dos por los rasgos bcd, y así. El grupo dos es similar al grupo uno ya que tienen en común dos rasgos; por las mismas razones, el tres es similar al dos y el cuatro al tres. Tenga en cuenta que el tres es también similar al uno (tienen en común el rasgo c). El caso más curioso se presenta en el grupo cuatro, obviamente similar al tres y al dos, pero con ningún rasgo en común con el uno. Sin embargo, debido a la serie ininterrumpida de disminución de similitudes entre uno y cuatro, aún existe, por alguna forma de transitividad ilusoria, un parecido familiar entre el cuatro y el uno.

El término «fascismo» se adapta a todo porque es posible eliminar de un régimen fascista uno o más aspectos, y siempre podremos reconocerlo como fascista. Quítenle al fascismo el imperialismo y obtendrán a Franco o Salazar; quítenle el colonialismo y obtendrán el fascismo balcánico. Añádanle al fascismo italiano un anticapitalismo radical (que nunca fascinó a Mussolini) y obtendrán a Ezra Pound. Añádanle el culto la mitología celta y el misticismo del Grial (completamente ajeno al fascismo oficial) y obtendrán uno de los gurús fascistas más respetados: Julius Evola. A pesar de esta confusión, considero que es posible indicar una lista de características típicas de lo que me gustaría denominar «Ur-Fascismo», o «fascismo eterno». Tales características no pueden quedar encuadradas en un sistema; muchas se contradicen mutuamente, y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo, pero basta con que una de ellas esté presente para hacer coagular una nebulosa fascista.