Construiste una casa con más de diecisiete puertas
(simbólicamente, ¿no?)
¿Quién quiere tantas puertas en un hogar?
Las construiste a tu medida, todo alineado a la perfección
Algunas demasiado grandes
Otras, demasiado pequeñas.
¿Ventanas? Si, algunas.
¿quién necesita tanta ventilación ?
Con todas las puertas fue suficientemente.
Claro, claro que fue suficiente.
Si todas las puertas que construiste las dejaste entreabiertas.
Entraba demasiado aire por cada una de ellas, demasiadas ilusiones, demasiados espejismos, demasiada incertidumbre, demasiado silencio, demasiada expectativa.
Construiste una casa
con diecisiete puertas (o más),
dos ventanas,
y como si fuera poco…
pintaste un mural en la entrada:
un mural con una puerta más.
Esa puerta
Con esa cerradura
Con esas trabas
Tenía una llave
Esa llave solo la cargabas vos.
Entonces
Abrías y cerrabas cuando querías, hacías lugar, no te quedabas.
Y nunca, nunca,
cerraste las diecisiete puertas.
Y si te hubiera dado el tiempo…
hubieras construido más.
Solo para dejarlas entreabiertas.
Con dudas
Con miedos
Con deseos
Con lamentos
Con culpas
Con palabras
Con dolor
Me colocaste en esa casa como si fuera un muñeco de colección.
Una figura que queda estática en tu museo sin visitantes.
Ahora es donde me pregunto ¿coleccionaste otras puertas, otros arquetipos de casa? ¿En qué puesto de tu colección quede?
Nunca quisiste un hogar con tantas puertas, ni mucho menos ventanas con rendijas de ilusión, solo te encantaba la idea de construir una arquitectura que con el tiempo se vería transformada en abandono.