No quiero comer oraciones glaseadas.
no quiero coreografías,
deformé las caras y esquinas
no quiero galleta presunta escondida en la espalda
no quiero correr oler guardar pacientes en mi cama
no quiero besar mármol de ojos en las montañas
no quiero mil saludos de hojas de agua.
No quiero mis rodillas en el barro hediondo de oro.