Carlos Baldelomar

--+COSTURA+--

Uno no elige este lugar
lo elige la soledad,
a veces es la costumbre
de sabernos un poco roto.
Como para disimular un poquito
las costuras abiertas,
y fingir con un café en mano,
que todo,
todavía aguanta.

 

Pero este lugar
sabe también evocar tu presencia
,
con tu propio silencio a cuesta,
y tu rutina esa de esperar a la puerta.
Reconozco tu forma de mirar la calle,
la misma herida vieja,
la misma hebra suelta
que a mí se me escapa del alma.

 

Y esta mesa, que ya sabe tanto
de silencios y puntadas rotas,
nos mira.
Y puede que imagine,
qué tal si, de tantas hebras invisibles
que flotan entre tanto silencio,
nos atreviéramos al fin
a tomar una tuya, y una mía.
Y con la torpeza,
de casi sin saber cómo,
empezáramos a remendarnos.

 

Quizá a eso,
a ese nudo simple y compartido,
la gente que no está tan rota
se atreve a llamarlo esperanza.