Lecciones de vida
El final del camino no es de flores
ni ruinas reflejadas en escombros:
el peso de los años que has vivido
lo llevas en tus hombros.
No lo verán tus ojos semiciegos
ni lo tendrán tus manos temblorosas;
el paso de los años y sus giros
están en otras cosas.
Se esconde entre las brumas del recuerdo
que no tiene que ver con la memoria,
tú serás como un loco que está cuerdo
con puntos suspensivos en tu historia.
Pero serán, al fin, tus convicciones
una flor que florece floreciendo,
un murmullo de dulces oraciones
mientras las vas diciendo.
Y sabrás que este fin lo has merecido
sin que sea ninguna recompensa
más grande que vivir lo que has vivido,
en esta, tu existencia.