Francisco Javier G. Aguado 😉

Una eterna despedida

Siento que llega la noche
envuelta en lúgubres mantos
vivo sumido en reproches
llevo en silencio mi llanto.

Te fuiste tan de repente
como animal asustado
yo me declaro inocente
de aquellos besos robados.

Que poco dura el amor
qué larga se hace la espera
qué pronto llega el dolor
después de la efímera seda.

Y en esa cruenta espera
los segundos se dilatan,
las horas se hacen eternas
librando duras batallas.

Cómo fugaz primavera
de nuestras vidas nos fuimos
yo persiguiendo quimeras
tú emborronando el destino.

Los dos, distintos caminos
los dos distintos anhelos
los dos distintos amigos
los dos buscando otros besos.