Lucías toda tu gala,
mientras pensaba en palabras para un poema,
para tenerte en la biblioteca...
Tu traje aquel, la fiesta,
y tu mirada inteligente de una extraña ternura,
tan llena de luz, todo locura...
Más sentí tu carisma,
cuando me llamaste con voz familiar y querida,
era una cuestión de confianza...
Con la respiración entrecortada,
me disocié de la razón con nuestra unión pasajera,
tras un beso con carantoña...