Recuérdame Siempre
Cuando mi semblante pierda su alegría,
no pronuncies palabra conocida.
Quédate cerca, luz de mi jornada,
tu presencia basta cada día.
Si mi mirada esquiva tu rostro amanecido,
no juzgues mi silencio, acércate en calma.
Cuando tu corazón pida un abrazo sentido,
ofréceme tu afecto, sin dudas, con el alma.
Mas si un día tu cariño dejara de existir,
guarda tu voz lejana, no hieras con palabras.
Deja que el tiempo lleve lo que no pudo ser...
y en tu memoria viva, mi esencia siempre habite.
Permanece a mi lado si la angustia me invade,
como un árbol sereno que cobija sin hablar.
Si la luz se apagara en mi frágil mirada,
sé el faro que no pide, sólo sabe alumbrar.
Cuando tu ser requiera un río de ternura,
fluye sin temor, entrega tu corriente.
Pero si tu camino toma otra dirección,
no traces adioses... guarda mi huella, simplemente.
—Luis Barreda/LAB