BOLSA SOBORNARIA
Por los cuatro rumbos del mapa marchan,
con bolsas en mano, sonrisa ensayada,
no es caridad, es táctica vieja,
el trueque moderno de voto y migaja.
Le llaman solidaria—qué nombre tan noble—
pero el fondo es otro, el acto es un doble:
siembran el hambre, después lo remedian,
y así, entre la ruina, cosechan obediencia.
Prometen futuro envuelto en harina,
en arroz vencido, en frijol sin esquina;
mientras el pueblo, con la dignidad rota,
acepta el paquete, con rabia y con nota.
—“Gracias, señor, por su noble regalo”—
susurra el estómago en tono amargado,
pues sabe que el precio de aquella limosna
serán otros cuatro de espera y zozobra.
Vuelan las bolsas por norte y por sur,
por oriente y occidente también sin pudor,
pero no son solidarias, son otra artimaña,
por eso en el pueblo ya tienen su hazaña:
“No es bolsa solidaria, es bolsa SOBORNARIA.”
Llevan la marca del truco evidente,
juegan con hambre, compran la gente.
Hoy pan y promesa, mañana despojo,
así va el ciclo... del pueblo al antojo.
Y al final, cuando el voto se marca en la urna,
ya el político ríe… la trampa resulta.
El pueblo recibe su efímera gloria,
y el gobernante estrena su nueva victoria.
Roberto D. Yoro
Olanchito, Honduras C.A.
Julio 2025