Fue un amor sin raíces profundas,
o quizá alguna flor moribunda,
la que creció temblando entre promesas mudas,
raquítico en cuerpo y en mi, un alma vagabunda.
Nos dimos todo con manos temblando,
Como quién cruza la calle sin mirar a los costados,
y el alma, ciega, siguió apostando
a escuchar una voz que camuflaba mentiras en cada uno de sus cantos.
Dormías lejos, aunque estabas cerca,
mi abrazo buscaba tu sombra, no simples sobras
Tu risa era un faro con luz enferma,
y yo naufragando, no dejaba de verla.
Hoy me despido sin rabia ni espinas,
solo una pena que ruido en mi no deja,
Amor raquítico, de raíces finas,
se quebró solo, miles de sentimientos rotos,
me dejaste el alma herida.