Tu novia eterna

No sirvo

El primer hombre con el que me acosté,

fue con él que me iba a casar, 

y él lo sabía, sabía que era certero nuestro compromiso,

o eso pensé, 

creí que luego de haber perdido eso tan importante de mí, 

yo ya no servía nada como mujer,

había dejado de ser de hogar, de ser digna,

le había fallado a Dios,

y ya no era merecedora de un buen hombre,

y por azares de la vida me topé con gente que me hizo sentir así, 

perdida, como una línea afuera de la gran biblia, 

y peque, sí que peque,

en el pecado hay un sabor dulce, que da la falsa sensación de libertad,

pero condena, te absorbe, te lleva a lugares que tu no imaginas,

te tiene a rastras, te hace gatear y no puedes parar,

pero, en mi corazón se que deseo algo más,

sigo deseando ser mamá,

aún no se diferenciar entre disfrutar mi vida y vivir plenamente,

refugiarme en la oración y esperar,

o tomar las riendas de todo y tratar de abarcar,

me siento estiércol, como mujer, como hija,

como madre, un pensamiento infundado,

o posiblemente real,

hay palabras en los labios de personas,

que entiendo, pero no sé si continuar,

¿Quién soy en realidad?,

¿Alguien me amara con tal historial?,

me siento insuficiente, inútil, llena de fealdad.