He venido desde lejos solo a enterrarte
para que tu alma no pueda ya escapar,
quizás porque no he podido olvidarte
quizás porque nunca te dejé de amar.
Vine con el temor de tener que mirarte
con la pena de tener que a ti regresar,
callado para no tener que nombrarte
para que ya no te atrevieras a despertar.
Llegué para que dejaras de dolerme
para que al fin dejaras de tenerme
sumido en un tiempo tan lleno de dolor.
Y me voy al fin con las manos vacías
enterrando contigo aquellos bellos días
¡Poniendo el final a aquel gran amor!