Es como un peso en el pecho
que no se va.
Como si el aire no alcanzara,
como si respirar doliera
y pensar cansara.
No duele un lugar exacto.
Duele todo.
El cuerpo,
la mente,
la sombra.
Es querer gritar
y no poder.
Querer dormir
y no encontrar descanso.
Querer llorar
y estar seco.
No hay lágrimas,
pero hay tormenta.
No hay razón,
pero hay herida.
Y lo peor…
es que nadie lo ve.
Sonreís, caminás, hablás,
y por dentro
todo se cae a pedazos
lentamente.
Eso es la angustia.
Estar lleno
de algo
que te vacía.