miguelangel2889

\"LA DAMA Y EL CUERVO\"

 

 

En la penumbra vieja de su estancia,

la dama habló al cuervo sin razón,

vestida de luto y con elegancia,

clamó al silencio con su maldición.

 

“¿Has visto a mi amor más allá del muro?”

dijo al cuervo de alas como el carbón.

Él graznó un \"nunca\" frío y oscuro,

con la voz del eco y la negación.

 

Sus ojos de abismo, de sabio tormento,

clavaban verdades sin redención,

y el cuervo, en su trono de polvo y lamento,

traía en las garras la desolación.

 

Ella rió bajo un llanto secreto,

acarició su sombra y su dolor,

porque el cuervo no era su amuleto,

sino el alma muerta de su amor.

 

“¿Vienes por mí o por su recuerdo?”

susurró la dama sin respirar.

El cuervo inclinó su pico funesto,

y el aire tembló como al confesar.

 

“Él prometió volver con la aurora,”

dijo la dama de negro mirar,

“pero su tumba no tiene demora

y el viento no sabe regresar.”

 

“¿Lo viste cruzar la noche sombría?”

preguntó la mujer con su voz quebrada,

“llevaba promesas y melancolía,

y un beso de sangre bajo su mirada.”

 

El cuervo graznó con tono severo,

“los que se van no suelen volver,

sus nombres se hunden en humo sincero,

y su eco es un canto por desaparecer.”

 

Entonces lloró sin lágrima alguna,

sus dedos de sombra temblaron sin fe,

mientras el cuervo y la noche oportuna

le susurraban: “Jamás… ya no fue.”