Acompañar en silencio es difícil.
Es difícil porque con frecuencia queremos llevarnos el crédito por hacer algo concreto que \"resuelva\" y tener la razón cuando damos consejos y opiniones. Buscamos la satisfacción final de haber sido útiles.
Queremos creer que tenemos la respuesta correcta que soluciona la vida de los demás, cuando en realidad muchas veces esa respuesta es bastante simplista.
Acompañar en silencio es difícil porque tenemos que reconocer que no sabemos, no tenemos palabras, ni soluciones certeras a determinadas situaciones; o que aún si las tenemos, nos cuesta aceptar que no nos corresponde intervenir.
Hay momentos donde acompañar en silencio es un proceso tan útil como el ser útil.