Una vez al mes
Una vez al mes apoyas los pies sobre un espejo que refleja tus piernas gastadas ; tu rostro empieza a tener arrugas,
la primera vejez y el espanto de parecerte a tus padres.
Gentilezas en la puerta de la ira habilitan las mieles de la visión,
que se extinguen a fuego lento,
para vivir en la contradicción.