-Al volante-
Por Jorge Aguilera
Eran de esos días que mi batería estaba en 5%, cabeceaba al volante al ir de regreso a casa. Las marcas en el pavimento sonaban como matracas de juguetes cuando se desviaban mis neumáticos y besaban las rayas como si fuera la última vez que se vieran. En mi mente tenía la consigna de llegar a casa, darme un baño caliente y derecho a la cama. Mira cómo son las praderas en la noche, solo las estrellas le dan poca luz y la luna me acompaña en el camino. Sique el sueño me aniquila y confunde mis pupilas y todo en segundos es borroso. De nuevo despierto, queriendo arrancar el volante. Tenso como si fuera de bajada en una montaña rusa. Mi mano temblorosa cambia la estación de radio esperando encontrar ese sonido que me mantiene despierto al volante. La luz en mi tablero parpadea y el motor empieza a rechinar, me a orillo, o sigo soñoliento al camino. En veces nos pasan cosas y situaciones que en su momento son la famosa mala racha. Y tu auto se ha averiado antes de llegar a su objetivo. Pero algo es seguro que si no fuero, por eso quizás me estrelló en el camino. Será mala surte o quizás me dio más cuerda a mi destino.
Libro de poemas de amor y vida
Capítulo 114