No gané premios, pero derrumbé gigantes.
Los \"likes\", un racimo que cabía en una mano,
mientras embriagué la espada de mi poesia
con la sangre de mentiras decapitadas sin piedad.
No supe a qué sabía la fama, pero el cielo
me recibió con un cálido abrazo en el alba,
despuntando el radiante sol de la certeza.
¡Viví mi poesia!
y mi vida escribió en las páginas blancas,
como en cada una de mis huellas y canas.
Sufrí maldiciones propias,
y aún así hubo espacio para sufrir por otros.
Solo me quejaré si no tengo la vida por horizonte,
y el amor, como fuego que me inflame en llamas
por vivir la eternidad,
pues el sentido de la vida,
es siempre vivir;
la muerte lo aniquila sin parpadear.
El buitre puede ser coronado,
a cambio yo soy devorado,
y al final, nadie mantiene su corona.
Vivir para chocar contra el muro de la nada
que recicla los huesos del ser, sin importarle
¿Cuál es el sentido?
¿Para qué preguntar? ¿Para qué luchar?
¿Para qué reír, dudar?
¿De qué sirve la resiliencia,
los médicos del cuerpo y del alma?
Y gozemos la muerte,
el dios de los que ya no desean vivir,
ni la justicia, porque el sufrimiento al final es muerte.
\"Si vivir no es el sentido, nazcamos muertos entonces.\"
Cuando el amor es verdadero,
no alcanza una vida para vivirlo,
para resistirlo,
aunque a veces duela mientras nos atraviesa al fundirnos.
Cuando el amor es real, una vida no basta,
es entonces cuando queremos ser eternos.