Ven a mis brazos,
busquemos esas rimas
que nos esperan.
No tengas miedo,
volemos por la vida,
que iremos juntos.
Descubriremos
los signos del cuaderno,
uno por uno.
Y si me apuras,
quizás encontraremos
algunos sueños.
Los que dejaron
aquellas golondrinas
del gran poeta.
Y volaremos
con ellas, por los pueblos
y por las calles.
Quizás sintamos
la sangre, acelerarse
en nuestros pechos.
Y hasta las almas,
de nuevo, renovadas,
suspirarán.
\"Ven a mis brazos\",
decía aquel poeta,
desde su invierno.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/07/25