Lecciones al filo
por Wii
Hoy entendí que nada permanece:
ni el golpe en el pecho,
ni la risa que parecía invencible.
La vida oscila —sin aviso—
y a veces,
roza justo donde antes enterró su puño.
Hoy no creés en el amor,
mañana te va a arder el pulso por alguien.
Hoy ves traición detrás de cada máscara,
pero quizás —y solo quizás—
mañana alguien te abrace el derrumbe
sin pedir explicaciones.
Lo que hoy te desangra,
mañana será tatuaje de fortaleza.
Mantra I: El dolor no se queda. Se transforma.
Hay quienes celebran sobre pieles ajenas,
y acaban llorando con la boca llena
de lo que antes les supo a gloria.
Mantra II: El festín del ego termina en ayuno.
No hay abismo sin fondo,
ni fondo sin alguna grieta de luz.
Cuando todo está roto y frío,
cuando ya no queda ni rabia,
el único trayecto posible es hacia el ascenso.
Mantra III: El fondo es apenas el umbral del renacimiento.
Entonces, algo se reconfigura.
No afuera. En vos.
Porque entendés que quien no te valora
merece el silencio exacto de tu ausencia.
Y que temer fallar
es más cobarde que no escribirte la historia.
Viví.
Aunque el guion sea improvisado,
aunque algunos no entiendan la escena,
aunque el aplauso no llegue.
Viví con el pecho abierto,
como quien ya no se niega ni se disfraza.
Mantra IV: La escena es tuya, aunque no haya público.
Aprendé.
No como mártir,
sino como alquimista que convierte la pérdida
en suelo fértil.
Mantra V: La alquimia del alma empieza en la herida.
Porque el mayor golpe lúcido
lo da quien elige salvarse.
Amarse no es un acto.
Es la historia completa.