Te miro y me tiemblan hasta los sueños,
hay algo en tu voz que me vuelve pequeño,
me tiemblan las manos, no sé qué decir,
pero sé que contigo me quiero rendir.
Nos gustamos, lo noto, lo sabes,
se cruzan miradas que queman las naves,
es un juego sin reglas, sin red, sin control,
como buscar suerte y hallar un trébol.
Cada vez que tus labios rozan los míos,
se congela el reloj, se apagan los ríos,
el mundo se esfuma, no hay antes ni ahora,
tan solo el temblor de tu boca que implora.
Sueño contigo, con lo que no se nombra,
con perdernos los dos bajo una misma sombra,
desnudos de miedos, de juicio, de prisa,
con tus manos marcando mi piel con tu risa.
Es inevitable, me sabes de memoria,
y yo ya no quiero cambiar esta historia.
El destino nos junta, el deseo nos guía,
y en cada beso... el tiempo se enfría.