Grita la sombra en mí sin dar respiro,
susurra miedo, ruge en mis arterias,
Implota el pecho, agita mis demencias,
y a la mente arrastra al borde del delirio.
Me envuelve el vértigo en su oscuro giro,
el tiempo sangra entre mil histerias,
y un eco denso vibra en las miserias
del alma rota que perdió el suspiro.
Tenues estrellas brotan de la bruma
y en su reflejo amainan los temores,
la luz se cuela y el caos se hace espuma.
Cede el temblor, ya se alzan los errores,
pálida calma que al miedo esfuma,
como un susurro se alejan mis rumores.