No rogaré
que surjan las palabras
de tu silencio.
Aunque ya sé,
que soy indiferente
ante tus ojos.
Pero lo entiendo.
Te entiendo y te comprendo,
ya nada tengo.
Quizás, un día,
fui música, en tu alma,
que te animó.
Y hasta mis letras
pudieron ser un vuelo
de mariposas.
Pero comprendo
que el tiempo y la distancia
son insalvables.
Hoy, en mi invierno,
te veo muy lejana
y como en sueños.
Por eso, a veces,
me paro y me pregunto
si fue real.
Si las palabras
que ambos susurramos
fueron auténticas.
Si aquel amor,
sería un espejismo
en pleno otoño.
...Muchas preguntas
y no sé las respuestas,
por eso escribo.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/07/25