No era el momento. No era el lugar.
Pero bastó tu aroma entre la gente,
y el mundo se detuvo por segundos
como si tú fueras la ley del tiempo.
No cruzamos palabras, ni pupilas.
Pero el recuerdo vino sin permiso.
Imaginé tu piel bajo mis dedos,
y ya no fui el mismo el resto del día.
Olías a distancia conocida.
A alguien que no olvidé, aunque no exista.
A sombra que dejé sin despedirme.
A todo lo que tuve… sin tenerte.
Hay cuerpos que no tocas… pero invaden.
Perfumes que despiertan lo dormido.
Y hay mujeres que viajan en la sangre,
aun si no dijeron una palabra.