Hernán Mejía Silva

AGUA

Era demasiada agua,

tan salvajemente muerta

como el color gris lo permitía,

nosotros nadábamos en vértigo.

 

Llegamos ahí por impulso eléctrico,

en el ocaso de nuestro día,

la incertidumbre nos trajo de vuelta,

pero la corriente no da tregua.

 

Rompe la ola,

la estructura,

el color… el sentimiento,

por no quedarse sola,

se duerme en su descontento,

y en el caudal se amplifica la locura.

 

Era demasiada agua,

tan delicadamente voraz,

con el delirio entre legua y legua,

finalmente encontramos paz…