Ya nada es como antes.
El galgo se acerca
y meditas en
por qué se tiran
a un abismo de inseguridades
que acaban asesinando
a la preciosa creación...
Hay veces que vuelvo al café
para que anime las entrañas
cuando cabizbajo me hallo,
quizá por la incertidumbre
de si algún día
dejará de perseguir el pasado.
O de anticiparse la mentira.
Solo es ahora.
Ahora solo es.
A solas con este café
y la ternura de que me olfatee
un perro desconfiado.
Así vuelven las ganas
de vivir este presente,
de creerme que solo soy poco
inferior a mi padre.
Porque él me ha permitido
ser su hijo
y entonces solo quiero dar...
Sin esperar recibir...
Porque la vida es su ejemplo.
No persigas la paloma.
Porque la paloma se va.
Quédate quieto
y deja que llegue la paz.
Murmura y murmura...
Diciéndome intenciones que no tengo
confundiendo el talento y la voluntad
de dar ...
Líbrame, Padre.
Permíteme solamente amar.