Mis manos...mis manos,
parecen hojas secas.
No puedes hablarme
y miro tu retrato, solamente.
Háblame por encima del río,
por encima del mar...
Háblame sobre las hojas, las ramas
que se alzan a lo largo de la playa.
Te prestaré mi voz
y todo lo que fuiste
cuando estabas aquí.
Háblame ahora
que la noche es larga,
para que mis manos
no sigan siendo
como dos hojas secas.
¡Háblame, por encima del río...
...por encima del mar!
L.G.