Encerrada.
Casi aprisionada.
Por años que se sienten como siglos.
Y no sé si quiero salir de esta cárcel.
Porque esta cárcel me estructura.
Me enfoca.
Me estabiliza.
Cuando salgo, el mundo me corrompe.
Me corrompe tanto que ya no sé quién soy.
No sé si soy esa oveja sumisa
que vive bajo barrotes,
o ese león
que sale y devora todo lo que encuentra.
¿Debería evitar tantas salidas?
¿Debería ser cordero fuera de este hogar,
o león dentro de esta celda?
Me construyó.
Me reconstruyó.
Me estabilizó.
Me desestabilizó.
¿Qué soy cuando me encuentro en el medio?
Cuando no hay blanco,
pero tampoco negro.
¿Qué es ese medio?
¿Cuál es el medio?
¿Un lobo disfrazado de cordero?