Añoro la parte de la vida en la que fui ausente
Puede la rigidez clarificar mis ojos
Puede el descanso reconfortarme con olvido
Acaso es necesidad este deseo de sentidos
Quién soy si río y luego lloro
Si contradigo mis propias plegarias
Me encuentro a mí mismo en cada paso
Y silencio mi mente si empiezo a decirme que me amo
Busco y rebusco llenar el vacío
No aprenderé jamás a convivir con él
Todo el ambiente toma la destilación de mis pensamientos
Quizás cuando llegue la hora será oportuna
Mido la extrañez del día
Se vuelve imposible saber que aún se puede más
Sonrío sin mortificarme
Por el miedo a que el mundo pase mientras veo a otro lugar
Nunca pude entender la voluntad que me limita
Y percibo que se avecinan influjos
Que podré ser feliz
Y verme obligado a renunciar a la representación de mis esfuerzos