Denise Arredondo

Contrato

¡No lo hagas!

Firmás el contrato con la muerte.

 

No escuché.

Hice oídos sordos.

 

Todos los días firmo una nueva hoja de ese contrato,

sin leer,

sin revisar,

sin mirar las pautas.

 

¿De qué me sirve?

¿Aliviaría el peso saber lo que viene después?

 

No me interesa firmar lo que ya sé.

El “no lo hagas” me lo dice mi propia voz,

esa que intenta estructurarme,

que trata de abrazar

y alivianar mi camino.

 

Lo hice igual.

Desde entonces no puedo parar.

Y firmo todos los días,

un poco más,

el contrato con lo oscuro,

con las sombras,

con ese túnel,

con esa muerte.

 

¿Y qué sé yo de voces, de ecos?

Todos ustedes firman el mismo contrato.

Pero con distinto final,

con distinta tinta,

con distinto abogado, pero todos se creen jueces de las muertes ajenas.